La publicidad engañosa o la necesidad de ser engañado

Ya lo decía Freud, el hombre quiere tener poder, dinero y fama… y no de cualquier modo, lo desea de una forma sencilla, fácil y rápida.

Es una búsqueda que no exige esfuerzo, para ello está la publicidad que vende ilusiones y crea necesidades, comida rápida versus máquinas de ejercicio que moldean cuerpos esculturales, capsulas que queman grasa, o "El secreto" de creerse con el derecho de poseerlo todo por el simple hecho de ser y de quererlo.

Hay una tendencia social a creer que pensando positivamente se va a lograr lo que se quiere en la vida, este positivismo falso crea la ilusión que la persona es mala si no está pensando de ese modo.

Estamos viviendo un mundo de ilusiones para cubrir nuestras faltas y es que mientras más oscuro sea el color de la tarjeta de crédito más prestigioso se es, igual pasa con el carro más moderno y el celular de moda, o la camisa de marca, o la cantidad de likes en el facebook que dan los sin números de "amigos" que se tienen almacenados.  En cuanto a los problemas emocionales se solucionan con libros de auto-ayuda, charlas motivacionales que tocan algunas fibras sensibles y sacan lágrimas. Y es que estos pensamientos no surgen de la nada, son el resultado de una sociedad consumista, de una sociedad de desecho, de una sociedad hedonista. Que tiene una historia, con su pasado que “siempre” es mejor que el presente y un presente que no se vive por anhelar un futuro que se espera sea mejor que el presente.

Pero qué pasa cuando la cajita feliz no es tan alegre y cuando las deudas son exorbitantes y el ultimo modelo de celular es reemplazado un nuevo modelo en el mercado y otro a la espera de ser lanzado y cuando la capsula para perder peso no da más efectos y la comida rápida nuevamente comienza a acumularse. Pues bien como remedio para no enfrentar la angustia se compra una nueva cajita feliz y se re-financian las deudas con "mejores" condiciones. 

Entonces, ¿cuánto más vas a pagar para ser auto-engañado?